lunes, 19 de mayo de 2014

Interpretación del enfrentamiento entre Don Alvaro y Don Alfonso

Sin duda, el tema más difundido durante el siglo XIX y al que podemos asociar el enfrentamiento entre Don Alvaro y Alfonso Calatrava es el del satanismo, el cual se muestra presente durante toda la obra, ya que todos los personajes se dejan llevar por sus más bajos instintos para lograr su cometido (venganza, asesinato, usurpación de identidad)...

En el caso de la figura de Don Alvaro, la vinculación con el satanismo es más que evidente, ya que, aunque no lo desee, está condenado a causar destrucción y muerte a su alrededor y a sufrir él mismo por no poder lograr el amor de su querida Leonor. En la V jornada es donde más claramente se manifiesta la naturaleza demoníaca de este personaje y de Alfonso.

En primer lugar, cuando Melitón y el Padre Guardián están hablando sobre Alvaro (el Padre Rafael) lo describen con una personalidad demoníaca, la misma encarnación del demonio. Posteriormente veremos ponerse de manifiesto esa naturaleza cuando Alfonso se niegue a concederle su perdón, totalmente motivado por el rencor, la venganza y su honor mancillado (recordemos que el honor es uno de los grandes temas de esta obra).

En Don Alfonso podemos apreciar su naturaleza satánica cuando, de muy mal modo, se dirige a Melitón con el pretexto de buscar al Padre Rafael, refiriéndose a él como "el del infierno". Además, el hecho de que aparezca disfrazado también de monje, como Don Alvar, acentúa su carácter diabólico. El hecho de que los personajes adopten falsas apariencias para lograr sus propósitos también se encuentra muy asociada al satanismo, en este caso, a través de la mentira, el engaño y la burla.

El mismo Alvaro, al estar en presencia de Alfonso, reconoce haber sido víctima de sus pasiones y de vanos pensamientos, incluso rebajándose al nivel de su rival.

De los vanos pensamientos
que en este punto en vos arden
también el juguete he sido,
quiera el señor perdonarme.

Víctima de mis pasiones
conozco todo el alcance de 
su influjo.

Don Alvaro reconoce él mismo ser una criatura infernal que está condenada al infierno y en su trágico destino predice el funesto final de ambos:

¿Qué hiciste?... ¡Insensato!
Ya tu sentencia es segura:
¡Hora es de muerte, de muerte!2100
¡El infierno me confunda!




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